La localidad de la Unión, nacida entre los cantes de su tierra y las influencias folclóricas andaluzas, lleva protegiendo y fomentando la conservación del cante de las minas desde mitad del pasado siglo. De esta manera, nuestro equipo entiende la rehabilitación de las ‘’Antiguas escuelas” como una oportunidad hacia la creación de un centro físico y moderno, que pueda aglutinar la tradición y proyectarla hacia las nuevas generaciones.

Con este propósito, diseñamos espacios permeables, versátiles y digitalizados, integrando el patio como parte del centro. Una pieza-banco lo recorre en torno al eucalipto existente, variando su geometría para adaptarse a diferentes usos, sea asiento, escenarios en varias escalas y grados de equipamiento e, incluso, incorporando la recogida de agua de lluvia y su almacenaje, culminando en una lámina de agua junta al acceso principal.

Los espacios interiores pensados para el desarrollo de las artes flamencas y otras actividades de tradición serán dotados de herramientas digitales y tecnológicas: estudio de grabación, sala de control, cabina de videografía para realización de streamings y emisiones en directo. El escenario móvil permitirá realizar conciertos amplios o pequeñas producciones, con sistemas de PA inalámbricos y control por Tablet, conformando un tablao inteligente 360. En el caso del pabellón 2, se dotará con tabiques móviles para una compartimentación de usos versátil. Asimismo, un gran tabique equipado a lo largo de la fachada norte servirá como almacenaje a la escuela de flamenco y para encastrar las encimeras móviles de la escuela de cocina que quedarán ocultas si se requiere.

Las actividades destinadas al edificio nos hablan de costumbrismo, pero la manera de desarrollarlo y construirlo denotará contemporaneidad. En el patio se cubren las mayores superficies con tierra compactada y albero, lindado en los perímetros con pavimentos ‘’duros’’ que nos dirigen hacia los accesos de las naves. Baldosa de barro cocido en el pabellón 1, y solera de hormigón fratasado en el 2, con suelo de tabla ancha de madera para el área destinada a las clases de baile. La grava salvará los encuentros entre los muros existentes y las soleras de hormigón.

En cuanto a las envolventes, se ejecutarán con micro-terrazo de china azul (pabellón 1) y roja (pabellón 2), colores de La Unión, en las fachadas que dan al patio, y los huecos serán sustituidos con carpinterías mixtas de aluminio y madera con una transmitancia térmica inferior a 0,8 W/m. En los interiores se recuperarán y rehabilitarán las cerchas y el entablado de madera que conforman la cubierta, ejecutando un nuevo aislamiento superior y teja amorterada. Por último, el muro norte del pabellón 1 se sustituye por un cerramiento de vidrio que amplia visualmente el acceso y aporta luz al interior.

Desde el primer momento hemos pensado en enfocar el proyecto hacia el siglo XXI, la sostenibilidad y el uso de las tecnologías, respetando el carácter arquitectónico popular del edificio y la naturaleza de las tradiciones que en él continuarán. Un centro neurálgico que otorgue refugio y protección, techo y paredes, a ese fabuloso patrimonio inmaterial que nos gustaría imaginar cómo; ‘’las tarantas del mañana’’